¿Qué es todo este ruido en mi cabeza?

Suena como de loquita, lo se; pero se que nos soy la única que a veces se le activan muchas conversaciones en la cabeza, y una pensadera y una criticadera propia o a otro…. Eso allá adentro, en algunas cabezas, no para. 

Y qué me dices del cansancio que surge cuando llevamos buen tiempo con ese ruido interno que hasta aturde.  Lo peor es cuando no nos queremos dar cuenta de todo ese desorden interno, de cierto caos que va surgiendo…  usamos tantos mecanismos de distracción como nos sea posible. 

Por ejemplo, el exceso de uso de las redes sociales nos distrae de aquello que por dentro está que grita; para otras personas comer, irse de compras…. En fin.   Distractores hay muchos.  Hasta que el cuerpo grita, o la emoción grita, o le gritamos a alguien más y ahí, en ese instante si tenemos la suficiente nobleza, nos damos cuenta que es hacia adentro donde hay que dirigir la atención y escucharnos profundamente. 

Entonces será importante retirarte contigo y con valentía mirar qué es aquello que te disparó esa reacción. Y la fácil es ponerlo en el otro, es que ella me dijo, es que él me hizo…es que el país… es que… pero por ese camino  sólo lograrás incrementar la sensación de insatisfacción, frustración, rabia o tristeza.

Mejor, observa que es aquello que tu ser está necesitando para que tenga que hacer ruido (desde miles de conversaciones internas hasta enfermedades)… porque es ese ruido el que te aleja de la paz interior.  

Escúchate.  Observa cómo te distraes de ti… a veces sólo se necesita verlo, reconocerlo y abrazarlo para que se diluya en puro amor… y otras veces, se necesita un compromiso o una acción de tu parte que sea consecuente con tu intención.

Recientemente decidí irme fuera de la ciudad por un espacio de 4 días con el objetivo de poder dedicar tiempo a lo nuevo que quería crear para Harmonía®, la decisión fue motivada por dos cosas, la primera garantizar tiempo para crear lo nuevo sin interrupciones ni inconvenientes; la segunda, que es en realidad desde donde se desprende la primera, es que me sentía tan abrumada y con tanto ruido interno que, me di cuenta, que mi ser estaba pidiendo a gritos un espacio tranquilo, distinto, sin presiones de tiempo, para crear con amor lo nuevo. 

Si no me hubiese escuchado, los niveles de frustración conmigo misma estarían altísimos, y no sería una compañía agradable para quienes están a mi alrededor.  Igualmente, si no hubiese estado atenta a mis mecanismos de distracción, éstos también hubieran saltado en automático: fácil distraerse en las redes, por ejemplo…  así que, aún habiéndome escuchado se requería una acción adicional, mantenerme en el compromiso de honrar mi necesidad, y no caer en las distracciones normales que me alejan de lo que quiero. 

No siempre estuvo fácil, pero mi compromiso conmigo y lo que amo hacer, fue superior al compromiso con mis pequeñeces. 

Escuchar el ruido interno y más allá, fue una herramienta valiosa de acción y de cambio. Inténtalo siempre que puedas y sobre todo, siempre que ese ruido eleve su voz. 

Mejor, observa que es aquello que tu ser está necesitando para que tenga que hacer ruido (desde miles de conversaciones internas hasta enfermedades)… porque es ese ruido el que te aleja de la paz interior.  

Mira en tu interior que es aquello que te hace tanto ruido y requiere tu atención, Escúchate.  Observa cómo te distraes de ti… a veces sólo se necesita verlo, reconocerlo y abrazarlo para que se diluya en puro amor… y otras veces, se necesita un compromiso o una acción de tu parte que sea consecuente con tu intención.

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