Tiempos De Transformación

Llevo muchos años trabajando en procesos de transformación y de sanación, tanto con personas como con organizaciones.

Quienes han sido mis maestros en su gran mayoría han sido estadounidenses que han sabido volcar en métodos su conocimiento y su sabiduría. Agradecida como estoy con la generosidad de cada uno de ellos, debo decir que hasta esta semana entendí algo sobre los procesos transformadores que no había comprendido antes.  La concepción de la variable tiempo. Ésta la comprendí a través de una experiencia increíble con mujeres en el cono sur.

Me explico, desde la perspectiva anglosajona el tiempo es lineal, ellos son los maestros de las metas y de los “deadlines”; se corre con el fin de “avanzar” y cumplir con los objetivos.  Esta manera de concebir y relacionarnos con el tiempo resulta bastante útil para administrarlo, obtener logros y sentirnos productivos.  Sin embargo, también se convierte en un recurso “escaso”, de difícil administración y tan atado a la productividad que nos insta a estar ocupados o estar haciendo algo incluso más allá del cansancio.

Hay otro tiempo; un tiempo más antiguo, el tiempo circular, el tiempo del NO tiempo.  Quienes hayan tenido la posibilidad de compartir rituales con comunidades indígenas de manera profunda, entenderán más fácil de qué estoy hablando; se parece mucho a esa sensación que experimentamos cuando hacemos algo que disfrutamos enormemente, esa sensación donde el tiempo o se expande o se contrae.  Se parece mucho, pero no es lo mismo.  El espacio sin tiempo, es un espacio que se autocontiene, donde todo lo que ha sido, es y será, conviven.

Los procesos de verdadero cambio y transformación ocurren en ese espacio del “no tiempo” porque ahí  está todo lo que fue, es y será… porque ahí se revela lo que hay que perdonar, reparar, cerrar, lo que está siendo y cómo está siendo, para crear el mejor futuro posible. Así, en cada sesión de coaching, en cada consulta, en cada taller que implique trabajo personal, entrar en el espacio del “no tiempo” es una posibilidad absolutamente sanadora e integradora de quienes somos y de quienes queremos ser.

Para crear, sanar, integrar y transformar necesitamos del tiempo espiral, circular, del no tiempo; para ejecutar lo nuevo que de ahí emerge requeriremos del tiempo lineal y para sostener el cambio y navegar con él fluidamente, necesitaremos  una danza de los dos: del tiempo lineal y del circular.

Cuando permanecemos mucho en el tiempo lineal que es más masculino,  se presenta el estrés, el desgaste, el cansancio y cierta desdicha  incluso a pesar de los logros; cuando estamos mucho desde el tiempo circular, femenino, nos desconectamos de lo que “afuera” se requiere de nosotros, nos abstraemos de la realidad y se nos dificultará concretar.

Con sus luces y sus sombras, ambas formas de concebir y vivirse el tiempo se complementan y en ese complemento tanto la una como la otra se convierten en necesarias para:

Generar una presencia humana más conectada con nosotros, con los otros y con el planeta.

Diseñar acciones acordes con lo que se requiere para que esa presencia sea consistente y coherente.

Balancear lo masculino y lo femenino.

Integrar lo que nos duele y ofrecerlo como medicina efectiva.

Vivir con mayor consciencia los ciclos de la vida, sin pelearse con ellos.

Comprender mejor cuando es tiempo de iniciar o de cerrar procesos.

Por la siguiente semana se consciente de tus tiempos, de los internos del no tiempo y de los externos lineales y  observa hacia donde deberías inclinar tu balanza si ésta no está muy nivelada.

Si te nace, comparte aquí tus reflexiones al respecto.

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