¿Con ganas de cambiar de trabajo? ¿quieres emplearte con propósito?
¿Con ganas de cambiar de trabajo? ¿quieres emplearte con propósito? ¿Quieres cambiar de trabajo?¿Hay algo que no te llena o no te satisface de él?
Lo valioso de hacerse esas preguntas es que te dan la posibilidad de explorar opciones, de entender qué es aquello que se te escapa de las manos y tal vez te abran la magnífica puerta a una búsqueda de sentido en tu vida.
Hasta ahí suena maravilloso, tal vez un poco asustador por la incertidumbre que supone, pero igual abre puertas. Sin embargo, como todo camino que inicia un héroe o guerrero, también hay trampas en esa insatisfacción que debes sortear para que no te conviertas en aquel eterno buscador que nunca ha encontrado lo que le satisface. A continuación encuentras 3 de esas grandes trampas y algunos tips de cómo enfrentarlas para salir fortalecido de ellas.
Trampas:
Quejarte de tu trabajo actual porque sí y porque no.
Puede ser que realmente las condiciones de tu trabajo actual no sean las deseadas o que tu vida hoy requiera unas distintas a cuando iniciaste ese trabajo. Sin embargo, quejarte no va a cambiar tu situación laboral y por el contrario, lo que hará es empeorarla. En la medida en que tus quejas sean frecuentes van a pasar dos cosas, (a) trabajar contigo será cada vez más difícil y por ende, alejarás a la gente que vale la pena y dejarán de verte como alguien valioso que aporta al entorno laboral y a un equipo. (b) Tu cerebro acostumbrado a la química que liberan tus neurotransmisores ante la queja, querrá más y por tanto tus quejas serán más frecuentes y difíciles de autocontrolar; reforzando el ciclo anterior y tu idea de que el trabajo actual definitivamente no es.
Lo primero que debes entender es que cuando te quejas te victimizas, cuando te victimizas pierdes el poder de cambiar una situación y pierdes liderazgo sobre tu propia vida, lo cual hace a su vez más complejo encontrar otro trabajo si es lo que deseas. Necesitas aprender a parar la queja con nuevos hábitos que se correspondan con tu propósito de vida y con una nueva mentalidad que así lo permita. Cada vez que te quejes puedes interrumpirte a ti mismo mentalmente y decirte: ¿otra vez quejándote?, ¿qué es lo que realmente no me gusta de esta situación?, ¿qué quiero proponer?
No valorar lo que has aprendido en tu trabajo actual.
Sea como sea tu trabajo de seguro has aprendido según tu posición; puedes haber adquirido mayor destreza y mejor desempeño en lo técnico, cómo ser o no ser un líder, cómo ser o no ser un miembro de equipo; el tipo de compañía que te gusta; y lo más importante has experimentado quién eres tú como trabajador, cómo líder, como colaborador, como miembro de equipo. Así que de seguro has aprendido. Valora ese aprendizaje con humildad y despliégalo a tu favor; la gratitud expande y crea un campo a tu alrededor generativo y constructivo. Igualmente, compórtate desde ese ser que ya aprendió todas esas lecciones y las ha capitalizado para su bien y para el de quienes le rodean.
Creer que un gran cazatalento va a descubrir tus verdaderos dones y te va a brindar un tu trabajo soñado con carro, casa y beca.
No dudo que tengas grandes talentos y habilidades que tal vez tu jefe o compañeros no hayan visto y sí, es maravilloso cuando ellos te ayudan a ver quien eres. Sin embargo, no esperes pasivamente a que alguien vea en ti lo que tú tampoco has visto. Conócete, explora cuáles son tus pasiones, de qué estás hecho realmente y asume la responsabilidad de quien eres y de quien quieres ser. Esa será siempre tu mejor carta de presentación ante un cazatalentos.
Si logras sortear estas trampas creando nuevos hábitos, practicando la gratitud y descubriendo quien eres realmente y de qué estas hecho, entonces vuelve a preguntarte si el trabajo en el que estás es o no para ti y verás que la respuesta llegará desde otro lugar, desde el deseo pleno de querer ser tu mejor versión, servir y contar con condiciones de vida adecuadas para ti. En ese escenario, podrás decidir quedarte y tal vez vivas ese empleo desde un lugar distinto y si decides cambiar de trabajo tu búsqueda será con un sentido y propósito más claro, y no sólo para huir, escabullirte o escampar en algún otro lugar donde probablemente sufrirás de lo mismo.
Emplearte con propósito, es decir emplearte en un lugar donde puedas poner en marcha tu vocación desde tus dones y sirviendo al contribuir a la resolución de alguna problemática relevante para ti, requiere que aprendas a verte a ti, que aprendas a “surfear” con tus propias emociones y dilemas mentales y así despejar la confusión para abrirle paso a la claridad que sólo puede emanar de tu sabiduría mayor, de quien realmente eres.